lunes, 29 de septiembre de 2014

Cada día estoy más convencido

De que es el tiempo y solo él... el que hace que aquello que un día nos pareció nefasto, transcurrido un espacio mayor o menor de tiempo, podemos comprobar que en realidad no fue tan malo como nos pareció en aquel instante...
   Voy a razonar mi exposición basándome en algo experimentado en   mis propias carnes…, no hace ni tan siquiera un par de años, que el ser mileurísta era poco más que ser un desgraciado según la mentalidad de las personas en aquellos momentos; transcurrido ese breve periodo de tiempo, aquellas mismas personas, hoy en día son conscientes que ser  mileurísta es más que suficiente para sentirse  privilegiados.
   En realidad...  siendo todo prácticamente lo mismo, me vienen a la mente varias preguntas, ¿qué es lo que ha cambiado en realidad, la situación económica, el pensamiento de las personas, o tan sólo ha sido el tiempo el que ha hecho que todo haya cambiado? ¿Sabría alguien darme una razón al menos convincente?...
   El tiempo es el encargado de que a través de él, incluso,  el dolor por la pérdida de un ser querido, sin que lleguemos a olvidarnos del todo de él,  éste es capaz de suavizar el sufrimiento. El tiempo y sólo él, está capacitado para dar y quitar la razón a unos u a otros... Incluso  la propia  vida,  en sí, no es más que un breve espacio de tiempo, tal vez, incluso, esta  brevedad pueda ser mucho menor de lo que  en principio somos capaces de imaginar y  de entender  como el paso del tiempo… El tiempo es el único que no se para por nada ni por nadie.
   Por eso mismo,  procuro en todo momento aprovechar  mi vida y tiempo en hacer aquello que me gusta. Y mi mayor satisfacción es compartir con los demás aquellas cosas que veo, vivo, pienso y siento.
   Espero que al terminar de leer esto…, no lo consideren  una pérdida de tiempo. Al fin y al cabo, cada quien es libre de decidir dónde y cómo gastar o invertir su tiempo…



© ®Francisco Izquierdo Herrero

domingo, 28 de septiembre de 2014

Es cuanto menos curioso…


   Hasta qué punto puede llegar esto de Internet, es algo que te hace sentir, ilusionarte, compartir… todo comienza con la llegada al sitio, empiezas a leer al principio a aquellos nicks que te llaman la atención, pues, normalmente, se elige ese nombre por algo (el mío, en concreto se debe a la unión de mi nombre con la de mi vehículo).
   A medida que vas leyendo a determinadas personas y observas que tienen y comparten inquietudes en común a tu forma de ver y sentir la Vida… sin darte cuenta nace en ti la curiosidad de leer todo aquello que escribe esta persona en blogs, salas de chat o foros...
   En mi caso, después de leerle durante algún tiempo, nace la necesidad de hacérselo saber a través de algún comentario sobre su forma de expresarse, afinidades o aficiones y, día tras día, intercambias frases y pensamientos que te gusta compartir y te sientes satisfecho por ello y, con el paso del tiempo,  te das cuenta que esto traspasa la barrera del ciberespacio, pues durante el día recuerdas con gratitud  a aquellas personas  que durante la tarde-noche anterior te hicieron sentir bien e incluso  de aquellas  que te hicieron enojarte… Curiosamente, en mi caso particular, cuando algo me hizo sentir mal:   al recordarlo, en frío, incluso brota la alegría al pensar hasta qué punto se puede llegar sin ni siquiera saber con quién se está hablando.
   En estos medios encuentras todo tipo de personas, unas que creen fielmente en la amistad, el amor… e incluso alguna de ellas se atreven a asegurar que lo que aquí sucede, al ser virtual, es algo  irreal: todo es aceptable, pues las cosas  no tienen mayor importancia que las que uno les quiere dar.
   En mi opinión, creo que Internet además de ser una eficaz herramienta, es otra forma de hacer amigos, que no vemos ni tocamos físicamente pero que están ahí y, por supuesto que son reales, y para mi es una gran satisfacción poder contar con ellos.
   También entiendo que la amistad de la misma forma que surge puede desaparecer; pero eso si, podremos recordarlo como algo vivido satisfactoriamente.
   Nota:
   Con este escrito no trato de convencer a nadie de nada, cada cual es muy libre de elegir su forma de vivir, sencillamente surge de la necesidad que tengo de agradecer a estas personas que, día tras día, me hacen pensar y sentir que la Vida es algo que merece la pena, ya que:

«En el fondo son las relaciones con las personas lo que da sentido a la vida».


Karl Wilhelm Von Humboldt

sábado, 27 de septiembre de 2014

Desencuentro y discrepancias personales…


Soy un «árbol» que me gusta compartir mi sombra con todo aquel que hasta mí se acerque. No pretendo hacer sombra a nada ni nadie, por el hecho de creerme estar por encima.  Cómo «árbol» sé que mi lugar está en la tierra, mis «raíces» así me lo hicieron saber desde que tengo uso de razón.
   Me gusta observar con detenimiento todo cuanto existe a mí alrededor; sin  importarme las diferencias que entre éstos (personas, animales u objetos) les pueda hacer ver  que son diferentes entre sí. También, me gusta escribir sobre esto y otras cosas que observo, vivo, siento y pienso…
   Soy «alcornoque» por el hecho de haber nacido en la alta Extremadura.
   Me preocupa, y mucho, que a veces puedan pensar o decir de mí, que soy un hipócrita, por el hecho de que mis «frutos» les hagan aflorar sentimientos  totalmente ajenos a mi voluntad. Cómo «árbol» y cómo «escritor» considero que en este «hábitat» así como en cualquier   otro confín que se pueda dar bajo el astro rey…; me atrevo a decirles, siendo consciente de que mis pies están en la tierra, que en este lugar como en cualquier otro hay sitio de sobra para todos y cada uno por igual y que,  por tanto, ni siquiera es necesario intercambiar nada con el fin de evitar desencuentros absurdos.
   Ante Dios y la naturaleza todos gozamos de los mismos privilegios y derechos: las escalas sociales son obra de propio hombre.
 Y, en cuanto a lo que lugar se refiere, con el tiempo, cada cual ocupará el que le corresponda por su actitud y aptitud.
  Vivo tratando de sacar todo lo positivo de la vida, incluso de las cosas malas, con el fin de compartirlo con los demás, sin que por ello tenga que señalar a nadie como culpable por algo que a día de hoy deberíamos saber que: los sentimientos los sufren y padecen aquellos en los que nace, y  que de haber algún problema por ello, estos serían los únicos responsables, pues, en la mayoría de los casos para  el que los despierta suelen pasar desapercibidos.

© ®Francisco Izquierdo Herrero

martes, 23 de septiembre de 2014

Creo que todo cuanto irrumpe en nuestra vida ha de servir para que progresemos…

Escrito en  2012

   De igual forma que un espermatozoide entra en contacto con el óvulo femenino y forma una célula que se divide y divide y así sucesivamente sigue uniéndose y formando, tejidos, órganos, aparatos y sistemas, hasta formar al ser humano y este a su vez morir en el vientre materno, para salir al infinito exterior.


   Pues creo que la evolución en la vida exterior empieza por cuando somos bebés y aún ni siquiera somos capaces de mantenernos erguidos y poco a poco vamos  evolucionando, endureciendo los huesos, luego una vez logrado eso tenemos que aprender a mantener el equilibrio y así aprender a caminar, luego con el paso del tiempo: aprendemos a través de nuestros padres, familiares y amigos, a socializarnos y recogemos y almacenamos información de todo aquello que vamos viendo. En principio, imitando a los mayores, luego aprendemos poco a poco a hablar, comenzando a repetir aquello que oímos aun sin saber que significan y, según vamos creciendo, empezamos a ir teniendo ideas propias y seguimos creciendo y desarrollándonos como seres humanos. Mediante juegos y estudios aprendemos a convivir con nuestros semejantes y a socializarnos, es ahí donde se va forjando nuestro carácter y empezamos a sentir cariño por nuestros semejantes y, siempre como en cualquier especie animal, hay que posicionarse en las escalas de liderazgo, tratando de asumir nuestro lugar e intentar ir subiendo y liderar tu propio grupo de amigos.

   En la preadolescencia comenzamos a sentir diferentes sensaciones, principalmente hacia el sexo contrario, es cuando el cariño se hace mayor y algo que conocemos como amor, algo que no solo se da entre sexos distintos, ya que sabemos de las diferentes condiciones sexuales que el hombre puede manifestar. Aquí en este periodo, los estudios son de mayor graduación y nos enseñan a conocer el mundo que existe a nuestro alrededor con todo lo que se sabe desde la prehistoria hasta la actualidad.

   Después de un tiempo, dependiendo de cada persona, se forma el matrimonio o se unen las parejas con la intención de crear una nueva familia y así seguir procreando para asegurar la continuidad y la evolución del ser humano y en esta etapa, quienes consiguen tener hijos,  comienzan a enseñarles lo mismo que generación tras generación viene haciendo el ser humano. Los que no tenemos hijos dolemos instruir a nuestros sobrinos y a los hijos de los amigos: es algo que la humanidad viene haciendo desde el principio de su existencia.

   Todos estos pasos hay que cumplirlos en mayor o menor medida, si te saltaste alguno, en cualquier momento te podría impedir que continuases evolucionando y, por consiguiente, que tu vida no sea tan dichosa como te gustaría.
  En mi caso particular, no pude cursar los estudios necesarios para adquirir algo de cultura y saber de qué tratan las cosas por causas ajenas a mi voluntad… es por eso que ahora he retomado las riendas con la intención de cumplimentar todos los pasos con el fin de poder crecer como persona.

   Cada etapa hay que vivirla en su momento y no querer quedarse en ningún estado anterior a la edad que se va alcanzando a partir de cierta edad hay que ir encaminándose hacia la siguiente edad y admitir los años que uno tiene y dejar de creer que tiene 20 menos, aunque se esté física y mentalmente bien, creo que aceptando el paso de los años como algo natural y necesario para que a través del pasado, sepamos en el presente, que hacer para labrarnos un futuro mejor, que en nuestro caso es algo que solo podremos vivirlo en dos tiempos: pasado y presente.
   Considero que la evolución del ser humano se alcanza con el transcurso del tiempo. Es más, personalmente pienso que después de este periodo relativamente largo para unos y corto para otros, el espermatozoide tardó 9 meses en desarrollarse y crecer como ser humano y morir en el vientre materno, para poder salir a un mundo desconocido, desarrollarse, crecer y evolucionar en un transcurso intermedio de unos 70 años, para perder la vida en la Tierra.
   Y ¿Quién sabe?, Si no es más que otro paso hacia otros mundos desconocidos y que quizás el tiempo tenga que ser aún mayor. O lo que conocemos como la relatividad del tiempo, que es más o menos extenso dependiendo con lo que se compare.

  La Ciencia nos ha informado de que en la naturaleza todo se repite cíclicamente una y otra vez..., quizás el Cosmos se tenga que destruir con una explosión y volver a comenzar, a unirse átomos, bacterias y microorganismos en el elemento acuoso y, así sucesivamente, volver a repetir todo el proceso de la evolución del Universo y volver a nacer y desarrollarnos como hasta ahora lo venimos haciendo y que hasta hoy el ser humano es la pregunta qué no es capaz de resolver.

  Esto es solo mi opinión y es por lo que pasaré toda mi vida luchando para descubrir si es cierto o no, creo que con mi escrito lo deje  indicado. «Si es así yo lo descubrí y si no lo es, pues un despiste más en mi vida», pero esto mismo me permitirá ser feliz al pensar que dentro de algún trecho podré volver a vivir y sentir…

  Puede que incluso como ser humano,  ya que está demostrado que la materia no se destruye, sino que se transforma y  a lo mejor, puede que algún día el polvo de mis huesos  se agrupe a átomos que se vayan conectando a moléculas y, así sucesivamente, hasta volver a pasar por ser un espermatozoide humano.

Así pienso y pensaré hasta el último de mis días en la Tierra, los que quieran dedicar su existencia solo a jugar que lo hagan, pero que no se quejen de cómo les trata la Vida, ya que la mayoría de las veces:  uno es el responsable de lo que le sobreviene.

© ®Francisco Izquierdo Herrero

lunes, 22 de septiembre de 2014

Sentimientos encontrados...

Ayer, al ir a buscar el pan,  como viene siendo habitual desde que...,  acompañado por mi cariñosa y fiel podenca, algo me  llamó la atención al disponerme a cruzar por el paso de cebra que está frente a la puerta de la transitada panadería: un hombre, cuyo aspecto me produjo sentimientos encontrados.
   El susodicho vestía un gabán de paño gris tan oscuro y manido que parecía negro,  le cubría justo  por debajo de las rodillas,. Los desnudos pies, además de la gruesa capa de roña, perceptible a simple vista, estaban embutidos en unos agrietados y retorcidos zapatos. Su grisácea y desaliñada cabellera, así como su mal afeitada barba eran acordes a su indumentaria. Pero no creáis que ha sido eso lo que me ha llamado la atención, sino lo que contaré después de explicar la primera impresión, tras salir de la panadería. «Pobre hombre, otro que está dejado de la mano de esta injusta sociedad» —he pensado mientras entraba al establecimiento.
   —Hola, buenos días —he dicho para saludar a Beatriz, la panadera.
   —Hola... ¿crees que lloverá hoy?
   —La verdad es que es algo que, como la política, no me preocupa lo más mínimo... Total..., al final, ambos harán lo que les venga en gana... --y, tras recoger y abonar el importe de la barra de pan-- ¡hasta mañana, Bea!
   —Adiós —ha dicho sin más ella.
   Al retornar a la calle, el individuo mencionado en el segundo párrafo de este escrito, se había posicionado de tal manera que, sin quererlo, he observado como este  se pasaba de una mano a otra un fajo de billetes de cincuenta euros tan ajados si te descuidas como su prenda de abrigo, y cuyo volumen me hace pensar que la cantidad  podría andar entre  novecientos o mil euros “Pobre hombre, como se descuide un poco aparecerá algún pájaro y lo quedará desplumado en menos que canta un gallo” —he pensado, creyendo que podría tratarse de algún enfermo mental y he estado a punto de dirigirme a él con la intención de advertirle de los peligros que puede conllevar su actitud; pero la final he optado por guardar silencio y durante el camino “Haber si va a ser más listo de lo que creo y en vez de ser un indigente con las facultades mentales mermadas: no es más que el señuelo para llevar a cabo algún tipo de timo” —he pensado antes de sentarme frente al ordenador para dejar constancia de lo que he presenciado.


   Puede que tal vez las conclusiones a las que he llegado se deban a la imaginación que poseo; pero ¡vete tú a saber! que puede haber detrás de una persona de esas características, en una ciudad pequeña donde un ser así no pasaría inadvertido ante los ojos de cualquier viandante que no sea invidente.



© ®Francisco Izquierdo Herrero

domingo, 21 de septiembre de 2014

El primer amor de Antonio Hinojal Sánchez se llamaba y llama Rocio



Rocío era  una chica agraciada de tez blanca y curtida por el sol, de  unos trece años. Sus largos y negros cabellos solía llevarlos recogidos en dos cuidadas y voluminosas coletas,  laterales; sobre su pequeña y estrecha frente  destacaba el corte recto de un tupido flequillo; sus grandes, verdes y vivaces ojos estaban circundados por unas llamativas, largas y rizadas pestañas; sobre su pequeña, redondeada y recta nariz así como en sus pómulos, estaban esparcidas unas diminutas y graciosas pecas; tanto en sus  encarnadas mejillas como en las comisuras de los labios era visible alguna que otra  desagradable espinilla.  Era  bastante alta,  y delgada como una tarma. Sobre sus extenuados y largos brazos  se podían observar restos de calcomanías  que habían comenzado a degradarse por el efecto del transcurso del tiempo y las continuas zambullidas acuáticas; sobre su muñeca derecha portaba una  colorida pulsera cuadrada, que ella misma había confeccionado con unas finas, redondas y huecas tiras de plástico. Rocío era también una chica risueña, amable y de buen trato, aunque a veces se mostraba  obstinada. El resto de chiquillos, además de verla como una buena amiga, generosa y cariñosa, también eran conscientes de los signos que evidenciaban la transformación física por la que estaba atravesando.

© ®Francisco Izquierdo Herrero

sábado, 20 de septiembre de 2014

Hoy amaneció lloviendo…

Escrito en 2013

Todos sabemos  que el agua es la principal fuente de vida y que  el cuerpo humano está constituido por un 75% al nacer y por un 65% en la edad adulta […]. Por otro lado,  al haber nacido en el mes de noviembre y, en concreto por el día en cuestión, me corresponde el signo escorpio, es decir, pertenezco  a un signo de agua. Para mí eso supone que el simple hecho de contemplar cómo cae la lluvia o, cómo esta discurre por los diferentes tipos de cauces: es suficiente  en  mí para apaciguar cualquier alteración emocional que manifieste mi organismo. Es por ello, que me gusta observar las diferentes formas con que actúa al entrar en contacto con el suelo, además de deleitarme con la vista y el oído, también,   a través de mí olfato percibo la sensación calmosa y el agradable y persistente olor a tierra mojada… quien a su vez me hace regresar hasta mi ciudad natal, es decir, mi infancia. Los chavales del barrio nos pasábamos horas y horas construyendo pozas en el «arroyo primero», o siguiendo con entusiasmo el discurrir de los barquitos o cualquier objeto que flotase ladera abajo. En los regatos, dependiendo de la estación, podíamos coger del reino animal: abejarucos, renacuajos, ranas, peces y salamandras; del vegetal, pamplinas y poleo, unas para ensaladas y el otro para gazpachos o,  como aderezo para las patatas cocidas dando a estas un sabor  y olor muy agradable.
   En tiempo estival acompañábamos a mi abuela, Morena, a buscar agua al «caño soso», en el camino de las huertas, y, también, en esa estación acudíamos en familia o en manadas al río «Jerte», unas veces a la Isla, otras a la Trucha, el Enrollao, la Pesquera de los hortelanos, la Playina de los Ángeles o la Pesquera del km. 4.
   Son tan lindos y agradables los recuerdos que el agua me trae a la mente que ni siquiera me importa el mojarme cuando llueve…
   En más de una ocasión hay algunas personas: «Te vas a mojar, Francisco, ¿cómo que no llevas paraguas, con la que está cayendo?» —me dicen al cruzarse conmigo en cualquier camino…
   —Me da igual. Ya me secaré cuando llegue a casa.
   —¡Joder, tío! Pero el mojarse, así sin más, es cosa de tontos —dicen tratando de justificar su actuación.
   —Te vuelvo a decir que no me importa en absoluto. Han sido tantas las veces que me he tenido que mojar en contra de mi propia voluntad cuando estaba trabajando… Así es que ahora incluso lo disfruto por el hecho de ser una cosa voluntaria; pero he de decirte que en algo sí que tienes razón, y es en lo tonto que he sido con respecto a dejar mi piel en cualquier empresa por donde he pasado: toda mi vida dedicada  con toda   el  alma y esmero depositado en las tareas encomendadas, y a día de hoy, ningún empresario le importa si tengo para llegar a fin de mes o simplemente para comer. Así es que como dice el refranero español: «Al mal tiempo hay que ponerle buena cara» y «Nunca es tarde para aprender…».

© ®Francisco Izquierdo Herrero



viernes, 19 de septiembre de 2014

Recuperar la ilusión...

Escrito en 2013

Es curioso que aún sin saber «¿por qué?» esta es la redacción que  más trabajo me está costando, no tengo nada que escribir. Las ideas se me niegan, quizás se deba al cansancio acumulado o tal vez que esto se me empieza a hacer cuesta arriba.
   La verdad  es que  me supone mucho  esfuerzo  el ir sacándolo adelante, son muchas las horas que  paso fuera de casa, salgo a las 7 am y regreso a las 22:15, aparte de tener que realizar tareas como esta por ejemplo.
   Y, por ello, me estoy planteando si continuar los dos módulos siguientes, pues considero que es un precio bastante elevado el dedicar tantísimo tiempo para algo que ni siquiera sé si me servirá en el futuro: ya que en mi oficio, albañil, puede que no me exijan más que el graduado escolar y eso en caso de presentarme a alguna oposición estatal.
   De todas formas espero que en vacaciones tenga el tiempo suficiente para decidir si continuo con los estudios, pues la verdad es que en estos meses he tenido gran satisfacción personal y, además de haber adquirido nuevos conocimientos, he superado algo que tenía pendiente desde mi preadolescencia : el fracaso escolar.

   Sé que si abandono lo que me falta, tendré que considerarlo como un fracaso personal y es por ello que: espero y deseo que las vacaciones me sirvan para recuperar la ilusión que en estos momentos está ausente.


 © ®Francisco Izquierdo Herrero

jueves, 18 de septiembre de 2014

Libertad de expresión y pensamientos...

   La humanidad presente no sabe coexistir, se ha relajado y claramente vive al borde del abismo. Demandamos la felicidad en los demás y no, ¡No hay amigos!
    Si continuamos con la consciencia obstruida, de ninguna manera saldrá  el «Yo mismo» Sujetando el poderío en nuestras manos, que entrega  sentido a la incoherencia y el propio carácter… La gran indiferencia que existe entre las personas hace que  surja la superficialidad.  Sin duda entre reflexionar y conmoverse, hay una gran diferencia. Porque la mayoría dan importancia a lo que no es, olvidándose de las inquietudes  interiores.
    El destello del corazón, da sentido  a cualquier personalidad y es suficiente para reducir cualquiera de nuestras  debilidades.
    Bien claro está que la mente lo iguala todo, pero mientras se vive la clave está en nuestra psique, la cual no puede  ser destruida, ni caer en la nada. Soy una persona que trato de  entender la vida, de ahí que no me gusten los silencios y la tristeza. Porque entiendo que si te pierdes entre divagaciones, cada vez que quieras dar un paso adelante  otro lo dará primero.
    Al mismo tiempo pienso que si frustrando mis ideas y enterrándolas sin que vean  la luz.
    Digo enérgicamente  que, ¡No! Que prefiero vagabundear en mis pensamientos… y que además: no los quiero ni ordenar…
    No tenemos que poner filtros ni frenos a nuestros pensamientos, pues sencillamente son nuestra esencia y lo que guardamos en nuestro interior.

    Y, que en ellos se hallan todas las respuestas que necesitamos para evolucionar y desarrollarnos como seres humanos: Otra cosa  muy diferente es que estos sean compartidos públicamente.



 © ®Francisco Izquierdo Herrero

lunes, 15 de septiembre de 2014

Desde el mismo día en que nací, me acompañan: la sombra, el pensamiento y el sueño.


   Durante el día, de la sombra y el pensamiento soy consciente de todos y cada uno de sus movimientos, aunque a decir verdad  no les controlo. La sombra: unas veces camina delante, otras detrás; hay veces que esta se sitúa a la derecha y otras en cambio a la izquierda.
   El pensamiento por el contrario, suele actuar a su libra albedrío, aunque sobre éste mantengo  cierto control, pero hay veces que me dejo llevar hasta donde él quiere, y la verdad es que me produce grandes satisfacciones; él actúa libremente y me puede situar cronológicamente: en el pasado, el presente  o incluso en el futuro.
   Hay muchas veces que me cuesta controlarlo, y me trae verdaderos quebraderos de cabeza, sobre todo, cuando se empeña  en centrarse  en alguna cosa desagradable o que sencillamente, ésta no es aceptada por mi cabeza.
   El sueño, lo tengo controlado y si mi libertad  lo permite, lo suelo dividir en dos veces al día, una después de comer, o sea , echarme una siesta, de una hora como mucho y la otra es cuando al terminar el día decido irme a dormir, este periodo es más largo y suele estar entre siete u ocho horas.
   Es durante este periodo (cuando estoy durmiendo), la sombra trata de convencer al pensamiento   a través del sueño, casi (siempre lo consigue), y es entonces cuando  se apartan de mí y se van por ahí, a su libra albedrío. Todo lo que estos visitan o viven, tengo constancia a través de los sueños, éstos se encargan de hacerme saber las juergas y salidas de la sombra  y el pensamiento.
   Por las mañanas, cuando me levanto y vuelvo a sentir el pensamiento, hay veces que este me confunde, hasta tal punto de hacerme recordar cosas que incluso  yo mismo, no sé distinguir si en realidad se trata de un sueño  o de algo vivido por mí con anterioridad  o que haré en el futuro.
   Estas cosas me ocurren  incluso  de día  y estando bien despierto, soy consciente  y por ello hay veces que llego a pensar que la vida que creemos vivir, tal vez  podría consistir en eso un simple sueño y vete a saber el estado real de  ese ser que percibe todas esas cosas.
   «Posiblemente  el ser humano en sí, no sea más que el reflejo de algún ser con capacidad de pensar». Pongo como ejemplo: Las células del organismo, estas son capaces de  actuar por sí mismas, sin necesidad de haber pasado por la universidad; De estas las más especializadas son las neuronas y puestos a imaginar ¿Quién  nos puede asegurar que la vida que creemos vivir? No es más que el recuerdo almacenado en una neurona de un ser que padece Alzheimer.
   En fin, la vida  puede ser tantas cosas, que quizás  sea mejor, tratar de vivirla aun sin llegar a comprenderla. Esto es una opinión personal respecto a lo que conocemos como vida.


 © ®Francisco Izquierdo Herrero






sábado, 13 de septiembre de 2014

A veces las cosas no son como las vemos o imaginamos...

Escrito en junio de 2013

En frente de mi casa hay un supermercado al cual acuden varias personas a pedir, últimamente suelen ir: un señor español de unos 80 años y una mujer creo que rumana de unos 45, entre ellos parece que se llevan bien  y no pelean ver quién se queda en el puesto para pedir.
Sé que el hombre en cuestión  no necesita el dinero para nada ya que él está recogido en una residencia pública que existe en la ciudad y con anterioridad estuvo en la privada sin pagar nada  esto lo sé de buena tinta ya que mi esposa estuvo trabajando algún tiempo en la privada.
  Normalmente les suelo dar unos céntimos cada vez que acudo al centro comercial  y ellos además de agradecerlo, digamos que tenemos una especie de amistad; ayer  estaba solo el señor y me acerqué a él:
   -Hola amigo buenos días, ¿Qué tal va la cosa?
   -¡Bueno! , aquí estamos...
   -La compañera ¿hoy no está?
   -¡Bahh!,  si no viene mejor.
   -¿Cómo así, no os lleváis bien? o lo dices por la competencia, majo.
  No, por la competencia no,  si dan algo dan a los dos y cuando no hay nada también es para los dos.
   -Bueno, pero yo sé que usted no necesita estar aquí pidiendo y que está en la residencia , a ver a mi no me importa si necesita el dinero o no , lo digo porque hay días que hace mucho frío y usted ya es mayor y creo que no es necesario que esté aquí en esas condiciones.
   -Yo, no vengo por el dinero sino a entretenerme.
   -Pero no estaría mejor por la ciudad paseando o cerca de la residencia, se lo digo porque veo que usted ayuda a la gente  a llevar las compras hasta el coche y carga usted con pesos que no le convienen para la salud.
   -¡Ya, pero yo me entretengo y soy feliz aquí!
   También me he dado cuenta que muchas veces  la gente después de haber metido la compra en el coche y se marchan sin decirte ni adiós; esto se lo digo para que no haga usted el tonto.
   -¡No te preocupes!, como mucho serán dos veces, si no dan nada,  cuando vuelven  a comprar otro día hago como que no les he visto.
   -Amigo sigo pensando que estaría usted mejor cerca de la residencia y no entiendo que esto le pueda dar felicidad, tantas horas aquí pasando frío o calor.
  Para mi es bien sencillo, mientras estoy aquí  me entretengo y soy feliz, si no me dan dinero tampoco me enfado ya que aquí estoy para pasar el tiempo entretenido ¿Qué quieres que me quede allí en la residencia esperando a que llegue la muerte a por mí como hacen otros?
 -Nada amigo si usted es feliz aquí, a mí también me hace feliz saber con el fin que lo hace. ¡Venga! , que tenga usted suerte y le vea muchos años por aquí.

 



 © ®Francisco Izquierdo Herrero

viernes, 12 de septiembre de 2014

Exteriorizar lo que albergamos en nuestro interior.


Escrito en 2013



Hay veces que después de haber tenido una larga conversación, vía Internet,  surgen en mí  ciertas dudas  sobre lo que ha ocurrido, quiero decir con esto,  que bien podría tratarse de una máquina que está al otro lado de  mi pantalla y que se limita a hacer posible que mi conversación sea  coherente y correspondida, cómo si se tratase de otra persona que está al otro lado y esperando que yo mismo haga preguntas y la maquina se limita a contestar todo lo humanamente posible.
   Hoy he estado conversando  con alguien, que aparentemente tiene muchas cosas en común conmigo, hemos dejado una conversación pendiente ya que no podemos estar compartiendo todo nuestro tiempo, por este medio y todos tenemos otros quehaceres diarios.
   Todo surge como por arte de magia, coincides en un sitio y lanzas un saludo, que en este caso  lees la respuesta  al día siguiente y da la casualidad que esa persona está conectada y es ahí  cuando comienza la conversación.
   Desde un principio, aunque con fluidez de palabras y comprensión, por parte de la otra persona  hay cierta desconfianza y que poco a poco va desapareciendo. Piensa que todos los hombres, entran a estos sitios buscando un rollito pasajero y que por lo tanto todos entran a lo mismo.
   Pero hoy ha coincidido con alguien bastante  diferente y que le ha hecho cambiar de opinión, dice haberse sentido  sorprendida por el desarrollo  de la conversación y la creatividad del interlocutor. Que en este caso concreto, su estancia por estos sitios es para entretenerse o bien conversando, escribiendo en algún, que otro foro  o creando algún vídeo y subirlo a You tube.  Es, también, una forma de compartir con los demás aquello que vives, sientes y piensas respecto a la vida y todo cuanto te rodea.
   Por qué la gente  se calla aquello que siente,  cuando al compartirlo es posible que sirva de beneficio y ayude a otros a comprender  mejor que es aquello que le embarga por dentro y le impide realmente disfrutar  y ser feliz.
Creo que compartiendo las cosas y haciéndoselas llegar al resto,  ha de servir como mínimo para el desarrollo y convivencia personales, que no es más que el yo en plural: «Si  soy feliz, ellos también y si  ellos son felices,  también lo soy ».
   Es algo que la sociedad está perdiendo, al individualizarse y no depender de nadie. Gracias a este medio, que permite el diálogo incluso entre desconocidos: que posiblemente en la calle no hubiese causado el mismo efecto, entre otras cosas porque la sociedad  considera una conducta inmoral que las mujeres se paren a conversar en la calle con un desconocido, cómo si en ello hubiese algo pecaminoso.
   Agradezco a esa persona por haber compartido su tiempo conmigo y a este medio por haber hecho posible el encuentro.

© ®Francisco Izquierdo Herrero


jueves, 11 de septiembre de 2014

Aparece un muerto junto al río Ebro.

Escrito en junio de 2013


El sábado pasado,  como cada día,  salí a pasear después de haber realizado mis rutinas diarias (acompañar a mi mascota a vaciar sus intestinos, acercarme a recoger el pan nuestro de cada día, etc) todo  iba bien…, hasta  que algo imprevisto cambió de repente mis planes: apartarme un poco de la sociedad y escribir un poco allí,  sentado en las escaleras de hormigón que están junto al río, donde confluyen  las aguas del río Bayas  con las  del Ebro, es decir,  en las inmediaciones de las piscinas municipales.
   Pocos metros antes de llegar, a eso de las once horas, me ha llamó la atención  que en mitad del camino se encontraban atravesados dos vehículos policiales, uno de policía municipal y otro de la nacional. Al mismo tiempo que yo llegaron   en un todo terreno y se bajaron  dos personas de él y justo cuando me desvié  para continuar por la senda  que conduce hacia el lugar donde suelo escribir. Tras saludarles con un  hola, buenos días: «Quieto ahí… no se puede pasar. ¡Por favor!  Continúe su paseo  por el camino», al girarme «Os tendréis que hacer cargo del vehículo vosotros… del cuerpo tenemos que esperar a que venga el juez y autorice el levantamiento» —dijo uno de los nacionales al más joven de los  que acababan de llegar en el 4x4.
   Lo primero que pasó por mi cabeza tras ver que entre la maleza se encontraba un vehículo junto al río, con las puertas abiertas de par en par «Algo ha ocurrido aquí anoche». Continué  unos veinte metros más y me senté en uno de los bancos que hay bajo un cobertizo de madera que hay en el paraje y destinado  para hacer un alto en el camino  a quienes transitan diariamente el lugar.
   Un cuarto de hora después, llego en silencio una ambulancia, se bajaron el médico y el conductor y se dirigieron  hacia donde se encontraba el vehículo. Cinco minutos después regresaron junto a las autoridades y tras entregarles  un papel, se introdujeron de nuevo en la ambulancia y se marcharon sin más por el mismo lugar por donde estos habían llegado.  Poco después, el señor de más edad, acompañado por un perrito negro se ha acercó hasta el cobertizo y se  sentó en el cuarto banco, a unos diez metros  de mí;  a continuación, tras un largo suspiro, sacó  un teléfono de uno de los bolsillos y segundos después: «Es xxxxx… se ha muerto xxxx» —dijo sin más, con voz entrecortada y sin poder contener sus lágrimas.
   Varias llamadas después, tras terminar la conversación, el señor   se levantó  «aparentemente más sereno», y dirigió sus pasos hacia donde se encontraban las  autoridades y  al pasar junto a mí:
   —¡Perdone usted,  buen hombre! No he podido evitar escuchar lo que ha estado hablando, ¿es algún familiar el señor que ha fallecido?
  —Es mi hermano —respondió sollozando.
  —Le acompaño en el sentimiento amigo  —le dije desde el banco.
  —Gracias majo.
  —¿Qué edad tenía su hermano? interrogué sin poder  controlar mi curiosidad.
  Ochenta y tres. ¿Quién le iba a decir a él que iba a encontrar la muerte hoy?
  —Perdón, ¿cómo dice?
  —Ayer, antes de dormir,  me comentó que hoy vendría a pasar la mañana pescando y no han pasado siquiera tres horas que ha salido de casa… Esas fueron sus últimas palabras para conmigo.
   Ante lo que presencié y escuché muy a mi pesar, me sorprendió que no se pudiesen ni acercar los familiares hasta que llegó, a eso de la una y veinte, el forense. El cual se tuvo que desplazar junto a varios vehículos más desde la ciudad  de Burgos: «¿Pero cómo es posible que en una ciudad que ronda los treinta y nueve mil habitantes, no disponga  de este servicio?» —me dije para mí mismo.


  «Es vergonzoso que a día de hoy ocurran estas cosas, ¿acaso son más necesarias cubrir las plazas  de tantos concejales en los ayuntamientos? ¡Basta ya de recortar en las cosas necesarias! ».

   Srs. Políticos:

  Si quieren hacer algo productivo  para que el país salga adelante,  recorten el número de mandatarios, es decir, menos a  mandar  y más  a trabajar.  La creación de empleo  es el único camino para salir de esta luctuosa situación a la que nos ha conducido, su ineptitud como defensores del pueblo, a un gran número de ciudadanos cuyo único medio de vida depende  exclusivamente del trabajo».

© ®Francisco Izquierdo Herrero

sábado, 6 de septiembre de 2014

Al llegar a domicilio materno…



—¡Bienvenido al hogar cariño! —Tras despojarse ambos de la ropa de abrigo—: Me apetece darme una ducha, ¿me acompañas, mi amor? —susurró Teresa, al oído con voz melosa después de un largo y apasionado beso.
   —Qué cosas tienes, mi niña ¡Cómo no voy a queré! Ya sabes que: contigo  me voy hasta el fin del mundo...
   —Cariño, allí al fondo, a la derecha, está el baño.

   Teresa se dirigió hasta la cocina y, tras comprobar que el calentador estaba encendido, regresó junto a Antonio. Se despojaron de toda la indumentaria y, mientras llegaba el agua caliente hasta el dispositivo con forma de teléfono, se abrazaron y besaron con ardor…, después de introducirse ambos bajo el cálido líquido y enjabonarse, llevados por el deseo hicieron el amor con frenesí. Percibiendo en cada segundo como sus cuerpos se fundían en uno solo al penetrar la pasión a través de sus dilatados poros…, concibiendo como sus corazones latían exaltadamente, entre jadeo y jadeo, al compás hasta que juntos alcanzaron el clímax. Después, durante unos minutos, se quedaron abrazados, inmóviles, exhaustos y recostados sobre la pared, mirándose con ternura y satisfacción, hasta que: bajo el chorro de agua recobraron el aliento y el ritmo cardíaco.  Tras salir de la bañera caminaron desnudos y abrazados hasta una de las habitaciones, se vistieron con ropa cómoda y regresaron a la cocina con la intención de reponer el desgaste energético empleado en aquel  apasionante encuentro. Después de cenar, tras fumarse un par de cigarrillos, decidieron sentarse en un cómodo sofá frente al televisor. Y, por espacio de dos de horas, siguieron atentamente la programación televisiva, entre besos, arrumacos y carantoñas, hasta que vencidos por el cansancio decidieron irse a dormir.

jueves, 4 de septiembre de 2014

¡Basta ya de parecer que somos ciegos, sordos y mudos!

   
   
   Hay circunstancias  que a simple vista pueden carecer de lógica, sin embargo, si nos detenemos tratando de encontrar alguna razón puede que incluso hallemos una respuesta y puede que sin que esta sea del todo  cierta al menos podamos hacernos  una idea.
   Esta mañana, 7 de mayo de 2013, en Miranda de Ebro, cuando he salido a pasear con mi mascota y a recoger el pan, cosa que vengo haciendo habitualmente desde que estoy sin empleo, me he quedado sorprendido por un hecho ocurrido en el día de ayer y a escasos metros de mi domicilio.
   Un testigo presencial, me ha contado que: «estando en su casa, observé  que, a través de la ventana, algo voluminoso caía seguido de un estruendoso ¡Plaf! Motivo por el que, impulsado por la curiosidad, me asomé a la ventana… No podía dar crédito a lo que en un principio vieron mis ojos: el vecino de arriba, un chaval de 18 años, estaba en el patio interior del edificio, sobre un gran charco de sangre» —estas han sido sus palabras y mi curiosidad ha podido más que mi voluntad y me he atrevido a preguntarle si éste sabía cuál podría haber sido la causa de tan errónea y dramática decisión: «Qué yo sepa, es un chaval que ha estado enfermo muchas veces» —ha sido su respuesta—: «Sí, podría ser, aunque no creo que eso sea una cosa lógica» —le he respondido y la verdad es que:  ante situaciones como las que estoy presenciando, no puedo quedarme en silencio. Hay claras evidencias que nos demuestran, cada día, que algo estamos haciendo mal los seres humanos y lo que aún es más lamentable es que, siendo conscientes de todo ello, no hagamos nada por remediarlo y, así mismo, considero que ha llegado la hora de quitarnos la venda de los ojos y luchemos porque esto cambie de una vez: el beneficio recaerá en todos y cada uno de nosotros y,  deciros también, que nada de lo aquí expresado es ficción: la cruda realidad, nos guste o no, supera a esta con creces…
   Dejémonos de comportar como verdaderos Hipócritas y hagamos algo por la humanidad ¡Qué ya va siendo hora!...


© ®Francisco Izquierdo Herrero

martes, 2 de septiembre de 2014

Anhelos y metas por alcanzar…

Escrito en 2013

Estoy tan habituado a tener que adaptarme a las situaciones que la vida me plantea como a las etapas que en ella he tenido que ir superando desde el día que aquél  espermatozoide consiguió llegar el primero al óvulo de quién nueve meses después me traería al mundo, es decir, mi madre…, y hasta hoy mismo.
   Esta diversidad  de  situaciones y etapas  han variado mucho  unas de otras, algunas de ellas me podrían haber costado incluso la propia vida... Pero no es del pasado lo que os voy a escribir: se trata de mi presente y el futuro…
   Tengo la necesidad de intentar superar algo grandioso, cuyas posibilidades; por primera vez en mí, tengo serias dudas en si al final lo conseguiré o no. Pero, tampoco, eso será suficiente para dejar de intentarlo, desde aquí hasta el fin de mis días como mortal: el motivo es bien distinto; si en las otras, tuve que sufrir y esforzarme mucho para lograrlo y conseguir disfrutar el triunfo; en esta, es precisamente al revés, es decir, estoy plenamente satisfecho por el hecho  de ser quien siento esa necesidad sin que sea  la vida  quien me la haya planteado como tal…
   No me estoy refiriendo a ser o no escritor, ni a llamar la atención de los demás, eso es una simple nimiedad comparado con lo que pretendo…
  Si cuando fumaba, los demás me consideraban fumador y cuando me emborrachaba me decían alcohólico, ¿por qué ahora que escribo no me voy a considerar escritor?... ¿Porque lo digan los demás?...

   Sé quién soy y hasta dónde me permiten mis limitaciones.

© ®Francisco Izquierdo Herrero

lunes, 1 de septiembre de 2014

Hay que aprender a ver con otros ojos…


     Si  en otoño caminamos junto al río y vemos que las hojas se han caído, que los árboles están desnudos, que en el suelo está aquello que tiempos atrás era bonito y colorido...  Si lo miramos con esos ojos, no seremos conscientes de que eso  que ocurre, no es más que el inicio de una nueva etapa y que en un futuro próximo todo volverá a  vestirse  con las mejores galas, y así, el árbol recobrará todo su esplendor y lozanía...

   Esto forma parte de la vida del árbol y son etapas que este ha de superar para desarrollarse y crecer como una planta que es... Cuando todas sus hojas y los frutos caen al suelo… nos hacen sentir tristeza, desolación, frustración… Pero eso es algo que tiene que suceder así tal cual…,  y así,  las  hojas caídas  servirán para que el fruto  sacrificado se nutra de ellas absorbiendo todo su jugo para comenzar  con alegría una nueva vida...

   «De una forma parecida nos ocurre a las personas que vamos viendo la vida con tristeza, con angustia y desesperanza, todo aquello que acontece en nuestra cotidianidad sin prestar la más mínima atención a tantas  pequeñas cosas, bonitas y agradables que hay a nuestro alrededor».

   Teniendo en cuenta el refranero español: «No hay mal que por bien no venga», me hace pensar que tal vez, los acontecimientos tengan que  suceder con tanta crudeza, simplemente para darnos cuenta y así  aprendamos  a valorarlas. También es por todos sabido que: «Vale más una gota de miel, que un cántaro de hiel», y partiendo de nuestras propias experiencias, a veces, surgen dudas y no hallamos respuestas, ¿qué es lo que nos impide ver las cosas de otra manera?... Escucha tú voz interior: si encuentras tu verdad dentro de ti, entonces no hay nada más que buscar.


   «Aunque parezca un imposible: todas las respuestas que necesitamos, están en nuestro interior».

© ®Francisco Izquierdo Herrero