Cuentan
que un día se encontraban reunidos en cierto lugar las alimañas del bosque,
entre las cuales destacaba gritando una vieja, fea, loca y desplumada cacatúa;
de dudosa honradez. Intentando no más que ser el centro de
atención. La deslenguada proyectaba ganarse los aplausos y favores de los
presente —halagadores, que no amigos—. Trataba de embaucar a los oyentes
haciéndose la preponderante, ésta refería que tenía un negocio en el cual eran
necesarios quince asalariados y que los días más productivos coincidían con los
finales de semana.
Hasta el lugar retornó y se posó, un búho natural y curioso, que decidió
observar en silencio, tratando de enterarse qué tan importante era
aquello que mantenía reunidos a tan dispares especies animales.
—¿Qué haces ahí búho?, ¿te importa acaso lo que estoy contando?
—No, para nada. Estoy descansando y contemplando el paisaje, ¿acaso no tengo el
mismo derecho que los demás?
Mientras esperaba la respuesta, se acercó un mosquito y le susurró
al oído: «Señor búho, se dice… se comenta y rumorea por ahí, que el tal
negocio, no es más que un burdel, donde esta buena señora, se lucra del dinero
que sus familiares agencian tras mantener relaciones sexuales con
los clientes.»
—Amiga, no le hagas caso, es un viejo, desocupado, borracho y pendenciero del
lugar -graznaba más que hablaba un viejo cuervo, carcomido por el rencor
y la envidia que el noble y respetuoso búho producía en él.
—La verdad, es que nunca entenderé que mi presencia cause molestia a los demás,
nunca he presumido de nada, y no es razonable que por el hecho de hablar
claro y conciso en todo aquello que manifiesto, no creo sea motivo para
que otros tengan que inventarse un pasado desagradable de alguien a
quien ni siquiera conoce —aclaró el búho.
—Amigos no hagan caso, con sus insultos siempre quiere humillarnos y
ser el centro de atención, una vez… fui su amiga; me marché de este sitio
porque había animales que me hacían la vida imposible y gracias a
él un día… retorné al lugar y cuando regresé no era la misma
cría indefensa y desvalida que él había conocido. Tras mi regreso
me hice amiga de mis enemigos y entonces él, me negó su amistad —hizo saber la
mentirosa y arrastrada sabandija tratando así una vez más ser ella el centro de
atención.
—Gozáis de la misma verosimilitud que poseen vuestras tergiversadas y
malintencionadas palabras —señaló el astuto e inteligente búho.
—Búho, tendrás que reconocer que tu trabajo está siendo acaparado por nosotros
y tu futuro es incierto —señaló un trasnochado, aburrido y envidioso chorlito
en tono irónico; además de ser un asiduo acompañante de la asquerosa,
repugnante, viciosa, vieja y desplumada cacatúa.
—Pido disculpas a todos los presentes, me excedí al referirme al búho en ese
tono; pero es poco inteligente, sí se hubiese hecho amigo mío, sin
mencionar profesiones, le habría ayudado a aprender a expresarse
correctamente y así él podría lograr su objetivo literario. Pero es tan necio y
obstinado que prefiere ir de listo, además, en otros sitios se oculta tras una
careta para evitar ser conocido por quienes se acerquen hasta dicho lugar.
Al no hallar ésta en sus provocaciones, que el búho le replicara con insultos y
despropósitos, era tal la excitación que le propinaba
que no podía evitar que su lubricada, maloliente y transitada cloaca comenzase
a gotear. Cuyos pestilentes, enranciados y vomitivos jugos vaginales, degustaba
felizmente y creyendo ser el responsable, el pánfilo, promiscuo y traga babas
del necesitado cuervo.
—Bravo
amiga así se habla -graznaba el ponzoñoso, desvergonzado y malherido cuervo,
quien justificaba su fijación y ataque contra el búho porque éste expulsó
tiempo atrás a una vulgar y promiscua corneja que era cortejada por el
libidinoso cuervo.
Al verse arropada por su halagador, confidente y embaucador amigo: «Amigo
cuervo, por tu sapiencia y saber estar, ya te dije que para mí eres un Gran
Cuervo, no como pretende ser el egocéntrico, prepotente y borracho búho… el
cual cree que habla y escribe como un Premio Novel en Literatura. Cuando
todo lo que tiene escrito no es más que basura» —le respondió la deslenguada
cacatúa.
—Bravo amiga le has puesto en su lugar a ese zafio, necio, estúpido personaje
de mal vivir con argumentos y razones, siempre se está presumiendo de que
escribe y habla mejor que las personas humildes —respondió la desordenada
y trasnochada comadreja desde la cama.
Desde la sierra acudió la lechuza y se unió al grupo, aunque tarde y a deshoras
como siempre manifestándose a favor de todos los reunidos, pero haciendo
hincapié en su estimado y lambucero lamedor de conchas desahuciadas.
—¡Te felicito amigo cuervo por ser claro y conciso! Has sido muy valiente por
contar la vida de este oscuro y siniestro personaje. Y, también a ti mi
estimada y querida cacatúa, se ve claramente cómo te desenvuelves hablando y
escribiendo, ¡No como otros!
Animada una vez más por el apoyo incondicional de sus fieles embaucadores, halagadores
acompañantes, ésta haciendo alarde de su sabiduría quiso despedirse de
aquella satisfactoria reunión de una manera poética para hacer ver a todos
incluido el búho, que en esta materia ella es erudita: «Cómo una pompa de
burbuja… amiga comadreja eres una bruja»
Tras lo cual, todos aplaudieron y halagaron la brillantez y elocuencia que esta
había utilizado para demostrarle al búho, que ella se había ofrecido para darle
clases de oratoria y persuasión.